Cada vez la vida nos condena a vivir solos, es difícil compartir el camino con alguien más. Los hombres son demasiado básicos y las mujeres muy complicadas. Yo soy algo así como una excepción a la regla.
Ni me complico ni me armo dramas mentales incongruentes. Solo trato de vivir en el momento con quien sea que quiera vivirlo conmigo. Pero cada vez me resulta más banal el hecho de necesitar a alguien para ser feliz. Claro, no lo niego a veces hace falta alguien con quien hablar, reír. O simplemente follar porque sí.
Bueno, he decidido estar enfocada en ser feliz, sí es acompañada o sola será bien recibida la buena onda y se disfrutará el momento. Por lo pronto escribo estás cortas lineas como compañía para que mis pensamientos no se descarrilen.
De la soledad a la compañía hay solo un segundo de distancia
Las semanas pasaban y mi lucha por superar mi monotonía se incrementaba cada vez más. No me da la gana de dejar mi fulano libre albedrío decidir cualquier cosa por mi, pues no. Yo soy perfectamente capaz de disfrutarme. Hoy voy a salir un poco antes del trabajo, solo para acercarme a esta tienda Sex que vi a unas dos cuadras de la oficina.
Sino consigo con quien, pues yo innovaré sola. Pero lo haré. Ya estoy terminando el texto que tenía pendiente, volteo reiteradas veces a ver el reloj. Y aunque seguro nadie me crea, tengo la extraña sensación que el tiempo avanza un minuto pero se retrasa tres, pero no me vencerá.
Así que me esfuerzo en terminar los dos párrafos que me parecen eternos para enviarlos al editor, cumplir mi jornada e irme. Debo admitir que, a pesar de desesperadamente no saber que demonios es lo que quiero, si estar con alguien o sola, no socializo muy poco. De vez en cuando mis compañeros pasan por mi puesto saludan y sonríen. Como queriendo saber quien es la chica extraña que se integra al equipo.
Hoy como ya tengo la decisión tomada, le dije a mi «amigo», (por llamarlo del alguna manera) que me acompañara a la tienda. Pero mi sorpresa es que media hora antes de la salida, me escribe un texto con un «me compliqué, vayamos mañana». Pues no, yo quiero ir y punto. Mientras espero ya al borde del fastidio que se cumpla la hora, veo pasar a Chris (otro amigo) veinte veces delante de mi puesto.
La primera vez me sonrió saludando con la mano. Me dio gracia y le sonreí. Ya luego percibí su presencia de tantas veces que paso frente a mi puesto. Hasta que en una de esas, me llamó la atención su insistencia, me baje los audífonos al cuello y sonriendo le pregunte ¿quieres tomar un té conmigo?
Mejor divertirse junto a alguien que sola
Luego de pasar un rato ameno tomando té y conversando decidí, de manera diría que abrupta, pedirle que me acompañara a mi visita de la tarde. Aclarando entre risas nerviosas que solo era para curiosear. Lo que no me esperaba es que antes que terminara de preguntarle me interrumpió diciendo que no solo iría, también se ofreció a hacerles «control de calidad».
Mi nerviosismo hizo que se riera a carcajadas. Pero cuando se iba a su puesto me beso suavemente la mejilla, diciendo que en efecto todo lo que se compra debe llevar su respectivo control de calidad y que él con gusto se ofrecía a ayudarme con eso.
Al llegar a la tienda entre curiosidad, morbo, ganas y calenturas todo me llamaba la atención. Desde látigos, correas, arneses, condones de todos colores, sabores, tamaños. Me impresionó la parte de los lubricantes. Yo jamás pensé que existieran tantos y tan variados. Mi sorpresa fue cuando en medio de la tienda, llego al rincón secreto de los vibradores. ¡Waooo! Hay unos que hasta eyaculan dentro de ti.
Estoy como niña en tienda de juguetes. No hallaba para donde mirar ni que agarrar. Hasta que lo vi, mirándome desde el otro lado de la vitrina con ojos cómplices. Me guiñó el ojo y siguió viendo las «cositas» que le llamaron la atención, como si nada. Además, lo peor es que él agarro una cesta e iba metiendo de todo un poco. Condones, distintos gel, agarró un arnés, panty comestibles, bolas chinas, anillos para penes.
Me tenía sorprendida su desparpajo. Me daba entre mucha risa, nerviosismo e intriga. Hasta que se me acercó preguntando si ya había escogido el vibrador que iba a comprar. Me señalo dos que a él le daban curiosidad: un vibrador realístico king y un vibrador conejito punto G cincuenta sombras de grey. Lo mire y dije que sería mejor que llevara los dos.
Se sonrojó un poco, pero luego soltó una sonora carcajada. Los coloco los dos en la cesta y seguimos entre jugando y riendo con todas las cosas que había en la tienda. Pasamos un rato olvidando todo el entorno. Solo dándonos el espacio de reír, disfrutar y entender que solo para llevar a cabo una acción hay que querer. Y de paso los dos teníamos curiosidad, entonces todo estaba bien. Uno que otro agarrón a mitad de los estantes, tanteando nuestros cuerpos calientes.
De la A a la Z pasando por el vibrador
Solo nos bastaron dos segundos manteniendo la mirada uno frente al otro. Nos tomamos de la mano y lo arrastré dos calles hacia mi casa. No había terminado de colocar la llave en la puerta cuando ya tenía su cuerpo rodeando el mio. Solo sentí su pene totalmente duro, erecto, deseoso de probarme. Me sentí como comida por la pasión.
Sus manos, mientras yo nerviosa forcejeaba con la llave, me apretaban los senos, besándome el cuello suave, tibio lleno de ganas. Apenas abrí la puerta, no dio espacio ni para pensarlo. Mi bolso rodó junto a mis zapatos, las compras cayeron al lado de la puerta, que se cerró abruptamente tras nosotros.
Me volteo de frente a él, tan rápido que ni tuve tiempo de pensarlo, escuche prácticamente como susurro. ¿Seguro quieres jugar? debo estar 100% seguro que quieres esto. Tomé su rostro entre mis manos, afirmando que sí quería llegar al final.
Noche loca
Como arte de magia mi ropa fue desapareciendo, quedando esparcida por donde pasamos. Llegamos al mesón de la cocina, me tomó por la cintura, agarró uno de los condones y me folló tan duro que mi mente quedo en el limbo en menos de un segundo. Me transporté con la rica sensación de estar siendo poseída.
A pesar de ser la primera vez juntos, estábamos tan sincronizados que acabamos al mismo tiempo. Yo gemía llena de placer, el bufaba suplicando más. Al terminar, con mucho cuidado, me bajó de la mesa, me dio un par de nalgadas colocándose detrás de mi abrazándome, diciendo que ahora era el tiempo para jugar con mis nuevas adquisiciones.
-Espérame en la cama – dijo sin que sonara a una orden – yo iré por nuestras compras
Obedecí ante las ganas y el deseo. Quité todas las almohadas, prendí una vela, bajé las luces. Estaba tan ansiosa que no encontraba que más hacer. Estaba de espalda a la puerta cuando sentí que su cuerpo me envolvía. En una mano traía el vibrador realista y en la otra la bolsa con el resto de los juguetes.
Me volteé, lo bese y le quité la bolsa. Saqué un arnés y me lo puse. Lo tumbé sobre la cama y me senté sobre él. Cuando ya lo sentí duro, casi desesperado, le quité el vibrador me acosté sobre la cama, lo seguí besando mientras le susurraba al cuello métemelo hasta donde tú quieras.
Fue una sensación divina, el vibrar dentro de mi, lo grande y grueso del vibrador. Sus manos por todo mi cuerpo, yo me fui alejando en la nube del deseo.
Me tomó fuerte por la cintura, me jaló hacia él y volvimos a follar todo lo que él quiso. Perdí la noción del tiempo en medio de la satisfacción. Nunca había experimentado tantas emociones en una sola noche. Él nunca paro, cuando se cansaba utilizábamos cualquiera de los vibradores. Pasamos toda la noche follando una tras otra.
Sale el sol…
En la mañana, al ver que ya iba saliendo el sol por el marco de la ventana, me folló una vez más. Pero mucho más tierno y amoroso y menos salvaje. Me besó al terminar y me invitó a bañarnos. De lo más galán preparó el desayuno mientras me arreglaba.
-No te preocupes bella, nada cambiará en la oficina – dijo como adivinando mis pensamientos- somos amigos que probamos aparatos nuevos y ya. Si quieres algo más, solo llámame.
-Seguro…
-La semana que viene podemos probar con una tienda en línea…
Me pareció tan lindo y tan que era lo que yo buscaba, que salté, lo besé. Por cierto, un vibrador hasta por detrás es lo máximo. ¡Pruébenlo!
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