Sorpresa Bestial en la Sauna
…como cada tarde, me disponía a satisfacer mi apetito sexual donde no había lugar para presentaciones ni preguntas. Ya era cliente asiduo pero no siempre volvía a casa con los deberes hecho. Me desnudé una vez dentro y empecé a ejecutar lo que ya era una rutina cada miércoles, que era el día del cliente. El olor era más intenso de lo habitual y los pasillos dejaban nota de ello por su estado resbaladizo debido al agua dejada por los paseos buscando carne nueva. Era un lugar pequeño, pero con el encanto de que rápidamente controlabas lo que por allí rondaba. Al llegar un poco pasado de la hora habitual , ya casi todo estaba petado, o en proceso de ejecución a lo que desistí por cansancio entrar en batalla con nadie por algo que tampoco era para ello. Así que me dirigí a la sauna seca. Casi siempre andaba vacía y esta vez tampoco era una excepción. Aunque, me esperaba una sorpresa bestial en la sauna.
Una vez dentro, me quede en la antecámara , ya que en la interior, el calor es más sofocante y se hace irresistible. Me tumbe sobre mi toalla y deje un poco la mente para intentar pasar a un estado más tranquilo, ya que las prisas de la demora me había exaltado un poco por la impetuosidad de llegar a tiempo. El calor hizo que me fuese relajando a lo que con una cerrada de ojos, entré en la más absoluta desconexión.
No sé el tiempo que sostuve aquella actitud, si fueron 15 o 30 minutos, pero el ruido de la puerta hizo que mi mente volviese a tomar contacto con mi cuerpo. Seguí sumergido en mí mismo, pero el crepitar de la madera al sentarse alguien, me hizo entre abrir los ojos un poco.
Un daddy enorme
Debería estar sobre los cincuenta y algo, tal vez más…, era difícil acertar…, pero tampoco me importaba al ver tal ejemplar. Debería dedicarse al campo imaginaba, por sus amplias y gruesas manos. O tal vez a la construcción. De pelo cano, aunque al estar mojado no daba aspecto de muy mayor. Cuerpo definido con algún kilo de más, sin sobrepasarse, lo que acompañaba un pelaje por todo el dorso, brazos y antecara de las manos. Asomaba unos hombros también tupidos, lo que denotaba que le bajaría por la parte dorsal. Era todo un lomo plateado, como dicen en el argot osuno. De piernas bien anchas, musculosas y gemelos impresionantes. Debido a su masa corporal y tallaje andaba escaso de toalla, se dejaba entrever un buen bulto bajo aquel ridículo taparrabos.
Una polla gorda y homogénea
Constantemente se pasaba la mano por el cuerpo, para retirar el exceso de sudor de aquella impresionante mata de vello, un vello que casi parecía peinado. Entre pase y pase, se apreciaba como aquellos pezones bien erectos asomaban por tal selva. Aquello empezó a llamar mi atención y era obvio que mi cuerpo empezó a despertar. El tipo sabía exactamente todo mi proceso, ya que al estar decúbito supino, nada podía disimular mi excitación.
Cada vez que se acariciaba los pezones, se regocijaba en ellos, sabiendo perfectamente que mi polla tomaba cuerpo. Me empecé a imaginar y antes de que cayera en lo que se veía inevitable, el tipo empatizaba en pasos agigantados. Sus huevos dejaron ver su tremenda polla por lo que la toalla ya nada podía ocultar. Tenía una polla como jamás había visto. Gorda y homogénea. Con el vello justo para hacerla más elegante aún. El prepucio estaba hinchado de tanta excitación. No podía creer lo que en minutos estaba pasando.
Se pudo en pie y se acercó a mí, justo se paró a la altura de mi cabeza, con lo que llevó sus enormes huevos hacia mi boca. Se olía la testosterona que emanaba de aquel empalme tan bestial. Solo empecé a lamer aquellos testículos, al cual no sabía por dónde lamer. Con su mano izquierda agarró mi cuello y me incorporo para con su otra mano empezar a restregar aquel glande enorme sobre mis labios. Me limité a retirarlo con la lengua, sabía que el próximo paso era introducírmelo en la boca. Pero era imposible. Era demasiado grande, grueso y homogéneo para introducir en mi boca. Me levante y observé como mis brazos no podían abarcar tal mole de cuerpo velludo, viril y curtido por la edad.
Jugando con mi culo
Le propuse que se tumbara para poder sentir hasta al menos la mitad, tal verga dentro de mi garganta, pero solo me complació unos minutos, enseguida quiso penetrarme.
No me opuse y mis nervios no me dejaron buscar el preservativo. Me manejó a su antojo mientras me comía la boca y cuando me quise dar cuenta, estaba a cuatro patas y él me comía el ojete. Tenía una lengua como el resto de sus proporciones. No tardó en tenerme chorreando por todos lados, que con ayuda del calor ya estaba incluso hasta resbaladizo.
Le pedí delicadeza pero creo que no me oyó. Fue fino al principio, jugaba con su glande en mi ojete, me metía solo el capullo a la vez que me acariciaba los pezones, y eso me desbocó. Yo quería más pero me daba pánico pensar como aquello podría meterlo sin ningún tipo de ayuda. No tenía popper ni ninguna ayuda que pudiese hacer lo inevitable más placentero.
Una follada bestial
Dije placentero? Pero si fue bestial. Me introducía el glande, despacio…, lo volvía a sacar. Tonteaba con él, hasta que volvía a introducirlo. Cada vez un poco más. Paraba y seguía tocándome los pezones que era la única ayuda que aquel momento podía hacerme dilatar. Sacaba. Volvía s introducir hasta que alcanzaba otro rango mayor. Alucinaba con qué manera y forma me estaba intentando introducir tal cipote. Era increíble. Poco a poco me siguió metiendo aquella descomunal polla. Hasta que al fin toque pelo. No me lo podía creer. Lo había conseguido. Me había metido aquello tan tremendamente grande y gordo. Un señor cipote, si señor. Como estaba mandado. Lo fuerte empecé después. Saco suavemente (igual que lo había metido), el descomunal pollón.
Me quede pensando si es que había sucedido algo…, no me dio tiempo a seguir pensando. Arremetió contra mí culo que de un golpe y me metió de nuevo el pollón. Me agarró con fuerzas por las caderas y empezó a sacarla muy suave y casi teniéndola fuera, volvía s arremeter con todas sus ganas hasta tal punto que aquella armonía empezó a cesar y cambio la delicadeza por las embestidas. Me quería morir por wtf jamás pensé que aquella forma salvaje de follarme y con tan grandioso cipote podría hacer que no sintiese dolor. Sus huevos golpeaban mis nalgas a la vez que sentía como su pene entraba hasta lo más profundo de mí. Así estuvo durante un buen rato donde yo iba notando como cada vez que arremetía, sentía más duro su polla. Fue su propio ritmo el que me llevó a correrme y ante sus gemidos, nos corrimos los dos.
Una tarde gloriosa de sauna
Jamás olvidaré aquella tarde. Nunca más supe de él. Como dije al principio, sin preguntas ni interrogatorios. Ahora estoy arrepentido. Ojalá nos hubiésemos dado el número de móvil.
Sorpresa Bestial en la Sauna – Relato Erótico
Escrito por Magnuson.
Puedes leer más relatos eróticos en nuestro Blog Erótico de Santu.
También nos puedes encontrar en todas estas redes sociales…
Muy morboso el relato.
Muchas gracias 😉
No he podido aguantar el masturbarme leyendo este fantástico relato
No sabes lo que alegra leer tu comentario
Muy buen relato, aún sin gustarme las saunas me dan ganas de ir a esta a ver si me encuentro con este madurito.
Recuerda que cualquier coincidencia con la realidad, sería casual 👍
Muy bueno.