Es una de las fantasías sexuales más comunes. Hacer el amor dentro de una piscina o del mar. Pero más allá de lo que se ve en las películas, las cosas no son siempre lo que parecen. Sin ánimo de desanimarte –al contrario- conoce cuáles son los riesgos del sexo en el agua. Para que tomes tus previsiones y lo disfrutes.
¿Cómo hacemos con el condón?
Las parejas heterosexuales estables que no estén buscando embarazos y cuyo método para evitarlo sean las píldoras orales femeninas, no correrán ningún riesgo. Más allá del mínimo margen de error que tienen estos productos, que suele ubicarse por debajo del 1%.
Las leyendas urbanas que aseguran que la sal del agua de mar o el cloro de las piscinas inhibe la efectividad de las pastillas anticonceptivas, no son más que eso: leyendas urbanas. Mitos infundados sacados de la misma enciclopedia que coloca como método para evitar los embarazos no deseados, el que las mujeres orinen durante los primeros cinco minutos después de haber consumado el acto sexual con un hombre.
Si se trata de encuentros eventuales. De casos en que los participantes no se conocen muy bien o no confían en el historial sexual de sus contrapartes. También cuando las parejas estables utilizan solo los guantes de látex como herramienta de control natal, la historia es diferente.
El simple hecho de colocárselo ya puede ser complicado. Imagínate el escenario: tu novia y tú dentro del agua. Están listos para el paso final. Solo falta el condón. ¿Le dices a ella que se espere un segundo mientras sales a la orilla para ponértelo? No suena muy romántico…
Pero conseguir fijar de forma correcta el preservativo puede ser el menor de los problemas. La eficacia de estos artículos bajo el agua disminuye, ya que se ponen porosos, aumentando dramáticamente las probabilidades de que colapsen y se rompan.
Hay quienes recomiendan que para evitar los riesgos del sexo en el agua, como que el látex falle y quedar expuestos a cualquier cosa, lo mejor es que la penetración ocurra sobre terreno seco. Nadar o caminar hasta la orilla y terminar la faena allí.
El agua irrita
Acontece con la vagina que, al estar completamente sumergida, el flujo que aparece con la excitación con la tarea de facilitar la entrada del miembro masculino (o lo que sea que haya de entrar), se diluye entre tanto líquido. Provocando un (paradójico) estado de resequedad.
Las enfermedades de transmisión sexual
Lo que sí aumentan son los peligros de sufrir infecciones por la acción de bacterias oportunistas. Al haber menos lubricación en la zona vaginal, la fricción puede dar lugar a heridas en los genitales en donde rápido se instalen agentes extraños, como parásitos. Mismos riesgos se corren con el sexo anal. Penetración que fuera del agua, ya suele no estar exenta de rozamientos hirientes.
Riesgos del sexo en el agua. ¿Mejor no?
En cualquier caso, este último detalle (el de hacer algo indebido, penado incluso por la ley), puede ser un incentivo extra para aventurarse a intentarlo. Para muchos, el riesgo de ser descubiertos en pleno acto sexual resulta altamente excitante.
¿Y si mejor lo hacemos en la arena?
Esta es otra opción. Y puede ser incluso hasta más romántico si se dan las circunstancias. Como hacerlo en la noche, bajo un cielo estrellado o con la luna como único testigo.
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