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in Relatos Eróticos

La batería del coche

La batería del coche – Relato Erótico

Es viernes y deseo que sea la hora de salir del curro, y llamar a Bea para pasar el fin de semana juntas, falta prácticamente una hora para salir y el pesado de mi compañero no hace más que dar la lata a fin de que quede con él. Es uno de esos tíos cincuentones separado con el pelo engominado y barrigón, con pinta de putero asequible.
Al fin la hora de salir, bajo al aparcamiento a por mi turismo y no arranca, está sin batería. Me bajo del turismo para llamar a asistencia cuando oigo pasos acercándose levantó la mirada del móvil para poder ver quién era, es Roberto de mantenimiento.




– Hola Leire ¿te puedo asistir, qué te pasa?. – pregunta Roberto.
– La mierda del turismo este, que no arranca. Está sin batería. – contesto yo.
– Despreocúpate, te lo arreglo.
Roberto es un tío joven prácticamente sobre los treinta, cachas, moreno y ciento ochenta de altura siempre y en todo momento lleva puesto un mono de trabajo.
– Gracias no sé de qué manera agradecértelo Roberto.
– Deja de preocuparte, ya se te va a ocurrir algo. – contesta, mientras que miraba mi espléndido escote.
– Seguro que sí, algo se me ocurrirá.
Roberto se fue a por su vehículo una gran furgoneta. Lo aparcó frente al mío y puso unos cables de arranque, en un instante el turismo estaba arrancado.
– Ya está, solo hay que aguardar un rato que se recupere la batería, contestó Roberto.





– ¿Y cuanto hay que aguardar? – pregunté.

Mientras se carga la batería..

Estaba frente a él mirándole a la cara mientras que mordía mi labio y jugueteaba con su cremallera del mono, sin decir nada acarició uno de mis pechos sobre la camisa mientras que bajaba la cremallera despacio. Roberto desabrochó los botones de mi camisa y acariciaba mis pechos desnudos.
Mi coño estaba empapado y lo sentía latir de la excitación, metí la mano en su calzoncillo, cogí su polla dura como un palo, gordita y de un tamaño notable.

La saqué del calzoncillo y brincó como un muelle. Le acariciaba la polla desde el capullo hasta los huevos, me puse de rodillas y empecé a chupetear ese pollon. Me la tragué entera provocando me una arcada. Una mano cogía sus huevos la otra el leño de su polla y el reto me lo comía con ansia. Él sujetaba mi cabeza con las dos manos y me la empujaba a fin de que tragara su polla.

– Pufff que bien la chupas. Prosigue zorra no pares. -susurraba Roberto.
Esas palabras me pusieron más cachonda de ser posible. Mi coño chorreaba mojando mis braguitas, noté como su polla estaba a puntito de explotar en una buena corrida. Aumenté la velocidad de la felación.

– No pares zorra voy a correrme ahhh ahhh si prosigue de este modo.

Noté como su polla latía en mi boca, la corrida era inminente y reventó en una corrida brutal. No daba a amplio a tragar su caliente esperma saliendo parte por la comisura de mis labios y cayendo en mis tetas. Le limpié la polla chupando los restos de su corrida y me levanté para pasarle una parte de su corrida en un beso.




Ahora me toca a mí..

Me agarró por la cintura y me tumbo en la caja de la furgoneta. Arrancó mis braguita y apartó mis piernas. Pudo ver mi coño depilado y chorreando.
– Que coño más rico, te toca gozar a ti zorra.
– Siii cómetelo es todo tuyo.- le susurré.

Metió la cabeza entre mis piernas, chupaba mi clítoris y lo mordisqueaba. Sus manos sujetaban mis pechos, su lengua entraba y salía de mi coño recreándose en los labios de mi coño, la corrida fue salvaje.
– Ahhh ahhhh prosigue cabrón cómetelo todo. – le grité.

Los clímax se sucedían uno tras otro, apreciaba mis flujos humedecer mi trasero y Roberto lo aprovechó para meterme un dedo en el lo que me hizo entrar en otra serie de clímax.
– Que placer cabrón no pares sigueee ahhh ahhh.

Metió otro dedo en mi trasero y concluya con un clímax larguísimo que me hizo estremecerme entera. Después, nos vestimos.
– ¿Qué haces este fin de semana? – le pregunté.
– No tengo planes como siempre y en toda circunstancia, voy a lo que salga – respondió.
Cambiamos los números telefónicos y quedamos para vernos el fin de semana.

Nos metimos cada uno de ellos en su turismo Roberto salió el primero y al salir vi a mi colega en su turismo que está cerca del mío haciéndose una paja nos miramos y le guiñe un ojo y me reí.
El pobre es patético.




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