Esta tarde he salido a caminar y…
Era el mes de julio y ya en esa época, el calor era sofocante. Esta tarde he salido a caminar y…
Como cada atardecer, después de descansar la sobremesa, empecé a prepararme para salir hacer un poco de ejercicio.
Siempre tenía el mismo circuito pero esa tarde me propuse cambiar de ruta. A veces la monotonía me desganaba a ello y antes de que se produjese, opte por conocer lugares nuevos.
Ya había oído hablar de un camino el cual bordeaba la vereda del río, en donde el olor a azahar y la libre polución de vehículos estaba garantizado.
Así pues, emprendí mi marcha con ganas de conocer la nueva ruta. Comencé a un paso normal para ir calentando antes de acelerar el ritmo, no obstante, hasta la llegada al río, semáforos y peatones te hacían parar la marcha.
Una vez en el comienzo de la ruta, resoplé con la ilusión de la premonición de que el lugar me iba a gustar.
Me cruzaba con personas que también practicaban el deporte. Algunos andando, otros en bicicleta. Éstos, me llamaban mucho la atención, ya que en el cruce con ellos, habían miradas que no sabia como interpretarlas. Parecía que me daban la bienvenida, otras parecían que me invitasen a algo más. Eso a veces me ponía nervioso, ya que cuando el cruce de miradas era con tipos buenorros, mi imaginación se disparaba. Tengo que reconocer que con más de uno, hubiese tenido otro tipo de ejercicio y eso hizo que mi polla pasase de un estado de relajación a semi excitación. Todo eran miradas, pero yo no podía creer que todas ellas eran signo de provocación.
El sol comenzaba a caer
Estuve andando alrededor de hora y media y el calentón aparte del ejercicio ya se dejaba notar en mis pantalones. Me sobraba la camiseta, ya que no había lugar para poder secarme el sudor por ambos motivos. Con toda estos pensamientos no me di cuenta de que el tiempo había corrido más de lo normal y ya aventuraba la caída del sol, donde la primera oscuridad daba nota de ello.
Es la típica hora de la caza, pensé, ya que los rumores de que en aquel lugar había cruising me habían llegado por otras fuentes. Así pues, la vuelta me apeteció hacerla por el lado opuesto del río, donde limoneros y naranjos te acompañan en toda la travesía.
Hubo un momento en que pensé donde se habrían metido aquella cantidad de gente haciendo ejercicio, ya que aún seguía con mi excitación y tenia curiosidad por encontrarme con alguien con los mismos deseos y ganas que yo. Pero no…, no había nadie. Así que seguí caminando con la película en mi interior. Ya faltaba como unos kilómetros antes de entrar al casco urbano, cuando de repente las necesidades de evacuar mi vejiga empezó a alertarme. Así que pensé, aquí más fácil imposible.
Saqué mi polla para mear
Entonces, no sé por qué, me adentré un poco entre los árboles. Muy despistado me pillo el lugar y por supuesto por desconocimiento, pare donde estaban las llaves de riego.
Me saque la polla y empecé a mear. Mientras vaciaba mi vejiga miraba alrededor por ver lo que me rodeaba…., árboles claro!. Pero mi sorpresa fue que justo veo una caseta y junto a ella a alguien agachado, como si manipulase algo. Cerraba una llave de riego que eso fue lo que menos me llamó la atención. Me fijé en su pantalón. Dejaba ver el coxis, pero imaginaba que fuese ello, ya que lo que más veía era una enorme mata de vello. Qué sobresaltaba sobre la goma blanca de lo que parecía un suspensorio.
El tipo, debió sentir que lo observaban y giro la cabeza, buscando quien desde otro ángulo también lo miraba. Debí llamarle la atención, por que no desvío la mirada, y entre esa mirada y aquel coxis lleno de pelo, mi polla empezó a engordar. No me corte, es más, incluso me insinué, y aquel tipo seguía mirando y observando mi faena. Yo empecé a descapullar para poder sacudir las últimas gotas de orín a lo que el tío, menudo él por la posición de estar agachado, se incorporó y me asombre.
Un tipo de grandes espaldas
Era un palmo más alto que yo. De espaldas anchas y curtidas por el campo, no por ir al gimnasio y portaba camisa abierta dejando ver prácticamente todo el pecho. Lleno de vello, y brazos peludos, y su entrepierna denotaba un gran paquete, imagine por su empalme. Miro a ambos lados, como asegurándose de que nadie molestase, y se empezó a desabrochar el vaquero. No se había bajado aún los calzones, cuando cada vez más apreciaba tan bestial paquete. Lo hizo despacio, regocijándose para excitarme aún más, y cuando por fin pude contemplar tal miembro, me quedé boquiabierto.
Una polla y un culo extraordinarios
Una polla como nunca había visto, no estaba aún por terminar de empalmar y ya aquello prometía más de lo que había supuesto. Me acerqué a él, quebrando las hojas secas con las pisadas y esquivando ramas de naranjos y limoneros, por lo que durante ese tiempo no le miraba y al llegar a él, no pude dejar de asombrarme del bestial cipote que se me había presentado. Sin dirigirnos la palabra, le termine de desabrochar la camisa para ver el dorso en todo su esplendor. Él mientras se quedó inmóvil, esperando que por mi parte le alegrase la tarde…, y ya lo creo que nos la alegramos!!!…, me arrodillé y me acomode.
Cogi la verga con ambas manos y empecé a comerle hasta donde mi boca podía llegar. No me daba las manos para abarcar tal cipote, ni que decir de la boca, que solo conseguía meterme la mitad.
Se termino de bajar los bóxer y se dio la vuelta, y en aquel momento quise morir. Un culo como nunca había tenido tan cerca. Unos glúteos perfectos, hacia fuera, como suele decir, igual que un melocotón. Con el vello justo en ambos cachetes, pero con una cantidad de vello en el ojete, que tuve que apartar con ambas manos para poder ver el ano.
Él se ayudo con sus amplias manazas y me lo abrió, solo tuve que saborear lo que entonces era solo para mí. Gemía como un cosaco, y conforme le comía, más se disponía a abrir. Así que con las ganas que tenía de sentir su enorme polla dentro de mi culo, cambie el rol y pase a la fase activa. Mis huevos me dolían de tan suculento empalme y el tío estaba dispuesto a sentir como lo follaba. Así que no me demore y le invite a apoyarse sobre uno de los árboles cercanos. Él asumió y me dejo hacer.
Fóllame y calla!
Se apoyó en el tronco con una mano, con la otra a una rama. Me embadurne el glande de saliva y como ya le tenía preparado de la comida, acerque mi cipote a su esfínter. Parecía que lo había hecho toda la vida. Me lo dilataba para facilitarme la penetración. A cada paso que introducía, notaba las paredes ardientes de su culo, lo dilataba y más iba introduciendo. Hasta que mi pubis llego a tocar aquellos vellos por lo que había predecido tal espectacular follada. Le pregunté si le hacía daño a lo que su respuesta fue…»fóllame y calla».
Ni mil palabras más…., allí estábamos que tan solo se escuchaba mis sacudidas y de vez en cuando dejaba algún que otro gemido de placer. Cuando estaba a punto de correrme, me pidió que se la echará en la boca, quería sentir mi leche caliente. Así lo hice. Y fue su lengua la que me hizo explotar en extasís. Me hubiese gustado ver la cantidad de semen por la sensación que obtuve a la hora de eyacular, pero su garganta hizo imposible aquello.
Se levanto, me miró y beso. Le pregunté que si se había corrido él, y me dijo que lo dejaba para más tarde con su mujer. Que él deseaba haberlo hecho pero su mujer le tenía muy controlado. Que no disfrutaba tanto con un macho como con una hembra (fueron sus propias palabras), y que a ella tenía que follarla con un trapo liado a la polla para no metérsela toda, ya que le producía mucho daño. Lo entendí a la primera. Aquel cipote no era normal.
Nos acicalamos y cada uno tiro hacia su destino. Quedamos con un «hasta la próxima», lo que aquello me gusto de oír. El «trabajo» lo había hecho bien. Conforme iba ya camino casa pensé:…»hoy queme el doble de calorías, así da gusto hacer deporte».
Relato Erótico: Esta tarde he salido a caminar y…
Escrito por Magnuson
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Joseba dice
Buenos relatos eroticos.
Magnuson dice
Muchas gracias Joseba
Gustavo Osito dice
Otro buen relato, da gusto leer algo así.
Magnuson dice
👍