EL VESTUARIO
Eran las tres de la madrugada en una guardia rutinaria en el hospital en la unidad de cuidados intensivos, y Federico formaba parte del equipo de enfermería de dicha unidad. Fede es un auxiliar de enfermería, de complexión gordito, peludo, calvete y con barba. A Federico le gustan los hombres entraditos en carne…… es decir, le vuelven loco los osos, osetes y demás fauna osuna. No sabía en ese momento lo que le iba a ocurrir en el vestuario.
Un paciente, al cual le tenían que hacer un procedimiento que requería al cirujano que lo intervino horas antes. Cuando llegaron los cirujanos, Federico se encontraba junto con el resto del equipo de enfermería atendiendo dicho paciente. Todo el mundo, por procedimientos de asepsia llevaban mascarilla, y cuando Federico vio llegar al cirujano… casi se derrite al verlo.
Llegó un cirujano gordito con el característico gorro de quirófano al que le asomaban por los lados un pelo negro con algunas canas, alto, con unas manos grandes de dedos voluptuosos que tuvo que usar los guantes más grandes que había en la unidad. Llevaba un uniforme sanitario (tipo pijama abotonado) que dejaba entrever una poblada pelambrera rizada. Federico no podía evitar quitarle ojo de encima.
Primer contacto
El cirujano se llamaba Manuel y en cuanto vio a Federico, las miradas por encima de la mascarilla se convirtieron en las protagonistas. El cirujano se dirigió a Federico:
-Me llamo Manuel – dijo el cirujano estrechándole la mano a Federico, el cual no pudo evitar hacerle una mirada exploratoria de pies a cabeza. Fede comenzó a sudar del nerviosismo. Se dieron un fuerte apretón de manos y éste le guiñó un ojo.
Federico no cabía en su asombro en semejante desparpajo del cirujano y eso le puso tan caliente que tuvo que disimular su erección. Aprovechando que tenía que acudir al almacén a coger algún material que hacía falta en el procedimiento, acudió al baño a refrescarse un poco por el calentón. Cuál fue su sorpresa, que cuando Federico se estaba lavando las manos entró también al baño Manuel.
Sin mediar palabra, asegurándose que no había nadie en el baño y cerrando la puerta, empujó a Federico contra la pared del baño soltándole un morreo y metiéndole la lengua hasta el fondo. Federico se quedó paralizado y cuando dejó de besarle, le pegó un apretón en la entrepierna de Federico guiñándole un ojo de nuevo. Salieron del baño y continuaron con el procedimiento que requería el paciente.
Cuando terminaron Manuel (el cirujano) se fue con el resto de sus compañeros y Federico continuó con su guardia.
La guardia de Federico
Federico terminaba la guardia a las ocho de la mañana, el cual aprovechaba para tomar una café con las compañeras/os que entraban a esa misma hora y realizar el cambio de turno.
Se dirigió al vestuario para cambiarse de ropa e irse a casa. Iba de camino al vestuario recordando ese momento en el baño que había protagonizado con Manuel. Estaba con la taquilla abierta quitándose el pijama de trabajo cuando cogió la toalla y el jabón dispuesto a darse una ducha antes de irse a casa. Al girar la puerta de la taquilla, cuál fue su sorpresa justo en la de al lado, estaba Manuel cambiándose de ropa también.
Entablaron una conversación de cortesía:
– Hola Manuel, que, ya se terminó la noche ¿no?- dijo Federico.
– Pues sí, ya que ha sido una guardia un poco movida, pero con sus ratos agradables, jejeje. – contestó Manuel.
Barriga peluda
Los dos estaban un poco nerviosos ya que se encontraban semidesnudos dejando muy poco a la imaginación. Además de presentar unos brazos robustos, y peludos, Manuel tenía también una barriga bastante peluda con unos pezones enorme. Unos pezones erectos permanentemente y unas patorras gorditas que le quitaban el hipo a Federico. Éste solo llevaba una toalla puesta alrededor de la cintura y no pudo disimular que se había empalmado nada más verle en ropa interior.
Manuel se percató y como era algo más lanzado que Federico, le comentó que esperase un momento con una sonrisa pícara en la cara. Se dirigió hacia la puerta del vestuario y a la vez asegurándose que no había nadie en el vestuario, cerró la puerta del mismo y volvió al lugar donde se encontraba Fede. Sin mediar palabra, se acercó a Fede y lo apretó contra él metiendole la lengua hasta lo mas profundo de su boca. Magreándolo por todos lados, Manu, le quitó la toalla de un tirón a Fede y dejo su polla al descubierto. Se la agarró con fuerza y empezó a pajearlo mientras lo besaba.
Momento pre seminal
Fue bajando y lamiendo por el cuello, bajando hasta los pezones en los cuales se deleitó un buen rato. Fede estaba que no se lo creía. Semejante osazo le estaba comiendo entero y su polla iba a reventar en cualquier momento. Siguió bajando hasta que estuvo a la altura de su polla, le miró y empezó a lamerla saboreando el liquido pre-seminal que salía de la punta del rabo de Fede.
Además soltaba bastante liquido preseminal cuando se excitaba, mas de una vez, mojaba bastante la ropa interior de las excitaciones.
Comenzó a comerle la polla en principio despacio pero una vez que la tuvo entera en la boca, se la metió hasta que le dio una pequeña arcada de lo profundo que le llegaba. Fede estaba disfrutando como un loco cogiéndole la cabeza a Manu y apretándole contra su polla y a la vez nervioso, por si podía entrar alguien y pillarlos en el “ajo”. Manu le estaba chupando la polla cuando Fede le levantó. Ahora se agachó Fede y le pegó un lengüetazo a la polla de Manu metiéndosela en la boca. Manuel tenía una polla grande y gorda. Federico le cogió de una mano a Manu para que lo acompañara a las duchas.
Una mamada muy buena
En cuanto estaban en la misma, Fede se arrodilló metiéndose el pedazo de polla que cargaba Manu. Era una polla sin circuncidar que cuando bajaba la piel, salía a flote un capullo gordo y rosa. Era una polla curva, ladeada hacia la izquierda y bastante gruesa. Fede se la metió de golpe hasta que su barbilla dio tope con los huevos, no muy gordos pero peludos. A la vez que le estaba comiendo la polla, le empezó acariciar el culo buscando su ojete. Comenzó a acariciarlo.
Manu le facilitó el trabajo abriéndose un poco mas de piernas. Fede podía notar la excitación de Manu, soltando abundante liquido preseminal en su boca. Le dio la vuelta a Manu y le dijo que se colocara contra la pared con la piernas abiertas.
Una comida de culo especial
Le abrió las nalgas peludas de Manu, dejando a descubierto un ojete apretadito y sin pensárselo dos veces, empezó a comerle el culo como un desesperado. Manu empezó a gemir de placer. Notaba como la lengua de Federico rodeaba todo su ojete y metía la puntita de la lengua en su agujero. Cuando ya lo tuvo bien lubricado, comenzó a meter lentamente un dedo, luego dos. Manu estaba en frenesí, no podía ocultar el placer que le estaba dando Fede con su lengua y sus dedos.
De su rabo ya colgaba un hilo abundante de liquido preseminal, el cual se encargaba de limpiar Fede con la lengua en cuanto se percataba del mismo.
Fede se levantó y comenzó a rozar su polla por el ojete de Manu a la vez que le abrazaba pellizcándole los pezones y lamiendole el cuello por detrás. Se humedeció bien la polla y Manu se puso un salivazo en el culo.
Cogió la polla de Fede y la dirigió hasta la entrada de su ojete. Empujó despacio, hasta que tuvo toda la polla dentro del culo de Manu. Empezó el vaivén hasta que ya se adapto bien el culo de Manu a la polla de Fede. Aceleró el ritmo agarrándole de las caderas. Manu gemía del placer y su polla estaba mas dura que una piedra pegandole en la barriga peluda de las embestidas que le estaba pegando Fede.
Se acercó al oído de Manu y le dijo:
-Ahora me toca a mí, quiero tener esa polla dentro de mi culo.
Espasmos de Manu
Sin mediar palabra, Manu rodeó a Fede y lo coloco en la misma posición en la cual él estaba anteriormente y de un golpe se la metió hasta los huevos. Fede soltó un grito entre dolor y placer, ya que la polla de Manu era mas gorda que la suya y el era de culo “estrechito”.
Se ayudaron para lubricar bien con el gel de ducha y Manu empezó un bombeo constante que hacia temblar de placer a Fede. Éste sin tocarse, tenia el rabo morcillón y con las embestidas de Manu no pudo mas y empezó a soltar chorros de semen llenando toda la placa de la ducha. Acto seguido Manu tampoco pudo más y Fede comenzó a notar los espasmos de Manu que anunciaban la corrida de este llenándole todo el culo de leche.
Los dos se apoyaron contra la pared de la ducha para recuperar el aliento y se enjabonaron el uno al otro. Cuando terminaron se dirigieron a sus respectivas taquillas, para vestirse y volver a casa.
FIN
Relato Erótico Gay – El Vestuario.
César dice
Muy bueno. Gracias por compartirlo.