Relato Erótico El Mensajero
Este relato titulado «El Mensajero» está basado en un hecho real.
Eran ya las 13:40h. Hacía 10 minutos que tendría que haber cerrado la oficina y haberme ido a casa. Pero esa mañana fue muy ajetreada.
De repente llamaron a la puerta. Un repartidor de una conocida empresa de mensajería. Me pidió si podía dejarme un paquete. Le abrí la puerta y le comenté que me iba pero que lo dejase. Casi sin querer, vi que llevaba la bragueta abierta con lo que olvidé por un momento la cantidad de trabajo que tenía y me calenté un poco. Firmé la recogida, me dio las gracias y se fue.
No pasaron ni 5 minutos….el mensajero volvió a pedirme entrar. Entonces sí que me fijé en él. Moreno, bastante atractivo con canas, una barba de 2 días, barriguita cervecera y unas manos con dedos gruesos.
-¿Puedo ir al baño? Discúlpame pero es que me daba vergüenza pedírtelo antes.se que te vas, pero es que me estoy meando y no puedo más. Volví a mirarle la bragueta abierta y pensé….quien pudiera sacártela!
– Por favor! Claro que si!! Está al fondo a la izquierda.
– Disculpa!! La Luz?
Fui hasta la puerta del baño y le dije, La luz aqu…..no me dio tiempo a decir más. Tenía todo el nabo fuera. Moreno, con un capullo grueso y rosado. Le acompañaban unos cojones enormes. Me sonrió y se puso a mear. – ¿Te gusta?
No podía dejar de mirar aquello mientras veía como salía a chorros la meada. Me mordí el labio. Es preciosa, le dije.
Excitación Máxima
– No seas tímido, ¡acércate!
Me arrodillé Justo cuando terminaban los últimos chorros. No pude evitarlo y me la metí en la boca.
Recuerdo ese sabor entre la meada, el sudor y el sabor de un macho con ganas de presa.
– ¿Tenias hambre, verdad, grandullón?
Comencé a mamar y el grosor se convirtió en dureza. Cada vez que la metía en la boca atravesaba mi garganta. Mientras él me acariciaba la cabeza y me decía…sigue gordito, lo haces genial. Me puse a buscar sus pezones. Y la excitación fue a más al descubrir un torso totalmente velludo y unos pezones duros. Saque ese cipote de mi boca para contemplarlo.
– Cómeme las pelotas, gordito!
El olor a macho hizo que casi me corriera sin haberme quitado ni el pantalón. Lamí sus pelotas y me las metí en la boca mientras veía como su rabo soltaba un hilo de babas que no tardé en metérmelo en la boca.
– Me dejas ver ese culazo?
Menuda lametadas a mi culo
Me dirigí hacia mi mesa, me bajé los pantalones y me incliné. De repente sentí sus manos sobre mis cachetes.
– Ufff gordito….esto es una maravilla.
Note sus dedos recorriendo mi raja y de repente una lengua caliente adentrándose en el. Mi rabo comenzó a babear tanto que parecía que le estaba corriendo. Sentía esas manos separándome los cachetes y esa lengua jugando con mi agujero y dilatándolo cada vez más.
– Ahora viene lo mejor….
Puso su Capullo sobre mi agujero….gemí de placer y mis pezones se pusieron duros como piedras. Casi sin darme cuenta estaba dentro de mi. La sacó de golpe al tiempo que yo lancé un gemido profundo y le escuché decir…
– Una auténtica maravilla. ¡¡Que agujero!!
Me escupió en el ojete y volvió a meterla. Esta vez le costó menos trabajo aún. Repitió el mismo movimiento 3 veces hasta que dijo…esto está listo. Me agarró de la cintura y comenzó a embestirme como nunca antes lo habían hecho. Notaba sus huevos golpeando con fuerza los míos.
– ¿Te gusta gordito? Que culo tienes cabronazo.
Un torrente de leche
Yo solo gemía y gemía. No podía articular palabra debido a lo excitado que estaba. Notaba como mi polla soltaba leche sin haberme tocado. Pero no quería llegar al
orgasmo sin que hubiera llegado el. Se acercó a mi oído mientras seguía empujando y me dijo….ahora, te la vas a beber toda. No quiero que se escape nada. ¿Queda claro?
Solo pude asentir con la cabeza. La sacó de golpe, me empujó la cabeza hacia abajo y me atravesó la garganta con su nabo. Noté como se le encogían los huevos y que mi garganta se llenaba de leche espesa y caliente. Me ahogaba con lo que no me quedó más remedio que tragar todo lo que ese rabo estaba soltando. A la misma vez notaba como me corria sin haberme tocado siquiera. Pude sacar aquello de mi boca mientras caían algunas gotas.
– A ver esa boca!
Le enseñé la boca y me dijo…bien gordito. No has dejado nada. Límpiamela bien.
No dude en comerme sus últimas gotas y dejarle bien limpio semejante cabezón.
– Gracias. Ha sido todo un placer. Quiero pedirte disculpas. Me había comentado un amigo que la mamabas muy bien y no pude resistirme a probarlo en cuanto vi tu dirección.
Me quedé un poco sorprendido e incluso molesto…pero había sido tan brutal, que se me pasó en menos de 1 Segundo. Nos vestimos y se fue….Nunca más volví a verle. Cada vez que llegan de su empresa , siempre ha sido una persona distinta. Aunque sigo esperando que algún día vuelva y repitamos semejante momento de morbo.
Puedes leer más relatos eróticos en nuestro Blog Erótico.
Relato: El Mensajero.
Autor: Morbo
También nos puedes encontrar en todas estas redes sociales…
Cesar dice
Muy bueno. Gracias por compartirlo.